Reconozco que desde hace tiempo me da pereza escribir, no es
por falta de sitios para hacerlo, ni de temas sobre los que expresar mi
opinión. Ponemos etiquetas a todo, y el meterme en muchos charcos hace que
tenga la mía desde hace mucho: soy un polémico. He leído de todo sobre la
reciente coronación de la Virgen de la Salud, titular de la hermandad de San
Gonzalo, unas más centradas- distinto es que las comparta-, otras parece que
son disparos al bulto para ver quien salta.
Voy a centrarme en lo que suele ser más llamativo, las
procesiones; a fin de cuentas, guste o no, ya sea en un rosario de la aurora en
andas, o en un paso con banda de música, lo que suelen organizar nuestras hermandades
como culto externo son procesiones. Mejor dejamos lo de traslado para cuando
una imagen ha de ser transportada en furgoneta, normalmente para llevarla o
traerla del taller donde se ha realizado, o restaurado.
Dejémonos de historias de caballería, una procesión está
destinada a llegar a nuestros sentidos, a provocar emociones; ya sea una
estación de penitencia en silencio, o una procesión triunfal con todo el trapo
desplegado. No hay cosa peor para una procesión que dejar indiferentes a
quienes la contemplan. Todos tenemos nuestros propios gustos, preferencias,
opiniones, unos las expresan, y otros las callan. Lo que para unos puede
resultar brillante, para otros es una catetada.
Se habla de la proliferación de procesiones, que esto se ha
salido de madre, que donde vamos a llegar, etc. Como en otras ocasiones
recomiendo un poco de lectura, de un tiempo a esta parte hay hermandades que
son poco dadas a sacar en procesión sus imágenes titulares fuera de lo que
marcan sus reglas, y las hay que aprovechan la mínima ocasión para salir en
procesión extraordinaria. Objetivamente lo que puede ser censurable es que
nuestro ayuntamiento y la delegación del gobierno tengan que destinar cada vez
más dinero para dar cobertura a las procesiones. Ahí es donde entramos con el
tema de los horarios. No se trata de ir con un cronometro en la mano, si no
tener muy claro que los cortes de tráfico, y también la música a deshora, pueden
resultar incómodos para los que no comparten nuestra particular forma de ser.
No es lo mismo tener cortada la ronda histórica, o el paseo Colón x tiempo, con
lo que ello conlleva, a que esos cortes se prolonguen mucho más allá de lo
anunciado. Por no hablar de horas extra de policía local y nacional, dispositivo
sanitario, LIPASAM, etc.
No recuerdo que fuesen precisamente rápidas las procesiones
extraordinarias, mucho menos las de las Dolorosas bajo palio. Tal vez, es una
opinión personal, a casi todas le caben un poco más de paso a la trasera sin
renunciar a la música.
En nuestras hermandades muchas cosas van por modas, por las
posibilidades económicas que haya, etc. Se habla alegremente de inmovilismo, de
guiones repetidos, etc., cuando la realidad es que muchas cosas van cambiando,
aunque no nos demos cuenta. No era lo mismo la industria de la flor cortada
antes, que lo que es hoy, ni el nivel de las bandas, ni la disponibilidad de
costaleros, ni nada de nada. Ha que ver el rendimiento que le saca el cabildo catedral al altar del
jubileo. Ya podrían dejar que se utilizase el altar mayor, o el trascoro como
antaño.
Los tiempos cambian. Hay a quien no le gustó que hubiese
fuegos artificiales en el Altozano al paso de la Virgen de la Salud. La víspera
de la coronación de la Virgen de la Amargura se lanzaron castillos de fuegos
artificiales en la plaza de San Juan de la Palma, ante el arco de la Macarena,
en la plaza del Altozano, la Gran Plaza, en Heliópolis, delante del puente de
San Bernardo, en la plaza Virgen de los Reyes, y en la plaza de San Lorenzo. Por no hablar de
aquellas esquinas de flores que lució el palio de María Santísima de la
Esperanza Macarena con motivo de su coronación canónica. Por no hablar de los
comentarios que hubo en el desaparecido foro El Nazareno a cuenta del repertorio
interpretado por la banda del Maestro Tejera en la procesión de vuelta de la
catedral del palio de la Virgen del Silencio.
Voy a lo que vi en la calle. Muchas emociones en la calle
Adriano, y momento La Madrugá por la calle Toneleros. Muy bonito por el Postigo,
a pesar del dispositivo desplegado en la calle Dos de Mayo. En la procesión de
vuelta, me encantó el silencio en la calle Pureza, tras una saeta, o algo
parecido, y al empezar la banda de Santa Ana de Dos Hermanas a interpretar la marcha
Pasan los Campanilleros, y mira que nos quejamos mucho de que la gente no se
calla ni debajo del agua; una verdadera lástima los exagerados vivas que le
dedicó a la Virgen de la Salud una parte del respetable en la esquina con Vázquez
de Leca. Ni fueron espontáneos, ni sentidos, ni ná de ná. Me gustó mucho, a
pesar de la hora, verla por su barrio. Por poner algún pero, las marchas
escogidas para tal momento, salvo Pasa la Macarena, y de nuevo unos vivas algo exagerados.
Tal vez haya quien pueda decir que me haya bajado el nivel
de exigencia. Tal vez lo que suceda es que por un motivo u otro últimamente voy
a pocas procesiones, y mira que me gustan, e intento exprimir al máximo lo que
puede sentirse al ver un paso en la calle. Podría extenderme con otras cosas,
gente con la medalla puesta bebiendo cubatas, paseando cirios fuera del cortejo
y otras cosas. Me quedo con las emociones vividas; como dice alguien que me
conoce hace tiempo, me hago mayor…
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