miércoles, 18 de octubre de 2017

Sobre las procesiones, y otras cosas...

Reconozco que desde hace tiempo me da pereza escribir, no es por falta de sitios para hacerlo, ni de temas sobre los que expresar mi opinión. Ponemos etiquetas a todo, y el meterme en muchos charcos hace que tenga la mía desde hace mucho: soy un polémico. He leído de todo sobre la reciente coronación de la Virgen de la Salud, titular de la hermandad de San Gonzalo, unas más centradas- distinto es que las comparta-, otras parece que son disparos al bulto para ver quien salta.

Voy a centrarme en lo que suele ser más llamativo, las procesiones; a fin de cuentas, guste o no, ya sea en un rosario de la aurora en andas, o en un paso con banda de música, lo que suelen organizar nuestras hermandades como culto externo son procesiones. Mejor dejamos lo de traslado para cuando una imagen ha de ser transportada en furgoneta, normalmente para llevarla o traerla del taller donde se ha realizado, o restaurado.

Dejémonos de historias de caballería, una procesión está destinada a llegar a nuestros sentidos, a provocar emociones; ya sea una estación de penitencia en silencio, o una procesión triunfal con todo el trapo desplegado. No hay cosa peor para una procesión que dejar indiferentes a quienes la contemplan. Todos tenemos nuestros propios gustos, preferencias, opiniones, unos las expresan, y otros las callan. Lo que para unos puede resultar brillante, para otros es una catetada.

Se habla de la proliferación de procesiones, que esto se ha salido de madre, que donde vamos a llegar, etc. Como en otras ocasiones recomiendo un poco de lectura, de un tiempo a esta parte hay hermandades que son poco dadas a sacar en procesión sus imágenes titulares fuera de lo que marcan sus reglas, y las hay que aprovechan la mínima ocasión para salir en procesión extraordinaria. Objetivamente lo que puede ser censurable es que nuestro ayuntamiento y la delegación del gobierno tengan que destinar cada vez más dinero para dar cobertura a las procesiones. Ahí es donde entramos con el tema de los horarios. No se trata de ir con un cronometro en la mano, si no tener muy claro que los cortes de tráfico, y también la música a deshora, pueden resultar incómodos para los que no comparten nuestra particular forma de ser. No es lo mismo tener cortada la ronda histórica, o el paseo Colón x tiempo, con lo que ello conlleva, a que esos cortes se prolonguen mucho más allá de lo anunciado. Por no hablar de horas extra de policía local y nacional, dispositivo sanitario, LIPASAM, etc.

No recuerdo que fuesen precisamente rápidas las procesiones extraordinarias, mucho menos las de las Dolorosas bajo palio. Tal vez, es una opinión personal, a casi todas le caben un poco más de paso a la trasera sin renunciar a la música.

En nuestras hermandades muchas cosas van por modas, por las posibilidades económicas que haya, etc. Se habla alegremente de inmovilismo, de guiones repetidos, etc., cuando la realidad es que muchas cosas van cambiando, aunque no nos demos cuenta. No era lo mismo la industria de la flor cortada antes, que lo que es hoy, ni el nivel de las bandas, ni la disponibilidad de costaleros, ni nada de nada. Ha que ver el rendimiento  que le saca el cabildo catedral al altar del jubileo. Ya podrían dejar que se utilizase el altar mayor, o el trascoro como antaño.



Los tiempos cambian. Hay a quien no le gustó que hubiese fuegos artificiales en el Altozano al paso de la Virgen de la Salud. La víspera de la coronación de la Virgen de la Amargura se lanzaron castillos de fuegos artificiales en la plaza de San Juan de la Palma, ante el arco de la Macarena, en la plaza del Altozano, la Gran Plaza, en Heliópolis, delante del puente de San Bernardo, en la plaza Virgen de los Reyes, y  en la plaza de San Lorenzo. Por no hablar de aquellas esquinas de flores que lució el palio de María Santísima de la Esperanza Macarena con motivo de su coronación canónica. Por no hablar de los comentarios que hubo en el desaparecido foro El Nazareno a cuenta del repertorio interpretado por la banda del Maestro Tejera en la procesión de vuelta de la catedral del palio de la Virgen del Silencio.

Voy a lo que vi en la calle. Muchas emociones en la calle Adriano, y momento La Madrugá por la calle Toneleros. Muy bonito por el Postigo, a pesar del dispositivo desplegado en la calle Dos de Mayo. En la procesión de vuelta, me encantó el silencio en la calle Pureza, tras una saeta, o algo parecido, y al empezar la banda de Santa Ana de Dos Hermanas a interpretar la marcha Pasan los Campanilleros, y mira que nos quejamos mucho de que la gente no se calla ni debajo del agua; una verdadera lástima los exagerados vivas que le dedicó a la Virgen de la Salud una parte del respetable en la esquina con Vázquez de Leca. Ni fueron espontáneos, ni sentidos, ni ná de ná. Me gustó mucho, a pesar de la hora, verla por su barrio. Por poner algún pero, las marchas escogidas para tal momento, salvo Pasa la Macarena, y de nuevo unos vivas algo exagerados.


Tal vez haya quien pueda decir que me haya bajado el nivel de exigencia. Tal vez lo que suceda es que por un motivo u otro últimamente voy a pocas procesiones, y mira que me gustan, e intento exprimir al máximo lo que puede sentirse al ver un paso en la calle. Podría extenderme con otras cosas, gente con la medalla puesta bebiendo cubatas, paseando cirios fuera del cortejo y otras cosas. Me quedo con las emociones vividas; como dice alguien que me conoce hace tiempo, me hago mayor…

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